Hoy nos levantamos con la triste noticia de tu marcha, emprendiste tu último viaje sin tan siquiera despedirte.
Esa maldita enfermedad te arranca sin piedad de nuestra compañía. Hoy tus familiares, compañeros, amigos y vecinos están rotos. Hoy no hay sol que nos haga marcar una sonrisa en nuestras caras.
Hoy tu club, tu C. B. Coria se viste de luto, las lágrimas no dejan de brotar, la tristeza nos bloquea, porque son momentos que nadie quiere ver llegar. Y no se va un cualquiera. Te vas tú.
Tus compis, entrenadores y quienes te conocimos, sabemos que no solo eras un buen jugador. Un buen base, un excelente pasador… pero sobretodo una exquisita y maravillosa persona. Un compañero de esos que todos quieren tener. Eras ese tipo que se deshacía por los peques, que conectabas con ellos casi de manera automática. Y es todo este conjunto lo que te hacía grande, te hace grande, y te hará grande. Cristóbal, hoy Coria se viste de luto. Hoy te rendimos homenaje desde nuestros corazones. Que la tierra te sea leve (así se dice).
Hoy no salen las palabras, hoy aparecen los recuerdos, los sentimientos. Hoy en nuestras mentes brilla tu sonrisa.
Uno no muere cuando fallece sino cuando nadie le recuerda. Perdurarás vivo, la gente te quiso y te quiere.
Descansa en paz, Cristóbal.